4/27/2017

"025 Sunset Red" (2016) Laida Lertxundi

Laida Lertxundi, 025 Sunset Red, 2016, 14'


Laida Lertxundi realiza filmes como si fueran canciones. La música, las canciones son parte indispensable en sus películas. 025 Sunset Red podría ser el título de una canción, una calle, un paisaje real y otro imaginario. Este filme que durante el mes de abril se presenta en Tabakalera se relaciona con una línea de películas que viene realizando desde 2007, a casi una frecuencia de una al año. Si en alguna otra ocasión Lertxundi hacía alusión al contexto socio-político nacional (Utskor: Either/Or, 2013), ahora las referencias alcanzan una dimensión personal y autobiográfica. El rojo del título es un filtro de color con el que tiñe el paisaje. Un filtro que se activa y desactiva. Un filtro que tamiza el deseo erótico. De color rojo es el fluido con el que jugar sobre una superficie opaca, como quien dibuja con pintura líquida, o arrojado sobre una piedra porosa que la absorbe cual experiencia digerida, interiorizada en la materia. 

El rojo es el color simbólico, revolucionario, empapado en la materia misma: sustancia más que idealismo. La biografía, la memoria, la familia se destilan aquí en una serie de imágenes del entorno doméstico y de los archivos del P.C.E. Partido Comunista de España y el E.P.K (Euskal Partidu Komunista). Nada es sin embargo forzado, y estas imágenes funcionan como un sutil mapa a la vez político y familiar, íntimo. Tiene algo de ajuste de cuentas este filme donde al pasado militante se le suma el presente del deseo, el cuerpo y el amor. Es ese salto en la memoria biográfica lo que le confiere a este filme un halo nostálgico, pretendido o no.

Toda buena autobiografía, al igual que la auto-ficción literaria, lo es cuando pasa de lo individual a lo colectivo. Del yo individual a ese otro espectador. Lertxundi no se detiene en la figura paterna, sino también en la filiación materna. Ello sirve de mapa a la realidad del País Vasco durante los difíciles años que van de finales de 1960 a los 80, cuando la propia artista nació (1981). Justo después del pasaje autobiográfico (¿lo personal es lo político?) y en uno de los breves momentos de texto oral, una artista le pregunta a otra por el valor de las obras de arte y como fijar un precio, en lo que es una referencia directa a la creación de valor dentro de la economía marxista del arte. Más que anhelo por el marxismo y sus ideales, Lertxundi parece desmarcarse de la generación de sus padres. El contrapunto al idealismo parece entonces el regreso al cuerpo, el erotismo y el amor. ¿Pero acaso no fue aquel marxismo libidinal?

Es contemplando varios filmes de Lertxundi que se comienza a comprender la gramática y la lógica interna de cada una. Entre el cine y el arte, ella juega con las formas. La materialidad u ontología de la forma en el celuloide de 16 mm juega a su favor: la liviandad o cotidianeidad de las situaciones que retrata adquieren peso vistas en una visión de conjunto. Este cine formal, o estructuralista, comienza por dar una importancia destacada al detalle, al fragmento, comenzando la construcción de los filmes a partir de empalmes. El fragmento asociado y conectado da como resultado un todo, el filme mismo. Aún así cada película no puede resumirse en una sinopsis o argumento. Cada plano posee una autonomía y genera una evocación particular. También sucede en 025 Sunset Red, en la sucesión de paisaje, rostros, silencios, melodías, cuerpos y ambientes. Desde Los Ángeles, Laida Lertxundi ha emergido como una artista con personalidad propia.



Laida Lertxundi, 025 Sunset Red, 2016, 14'


4/24/2017

Francia y las encrucijadas del sistema



Francia es un país acogedor y a la vez difícil. Una nación cuya singularidad histórica la sitúa a la cabeza de las revoluciones desde 1789 hasta 1976. Esta historia revolucionaria pasaría de la Revolución Francesa a la de 1848 con la Segunda República Francesa, luego la insurrección socialista de la comuna de París, más tarde anarco-sindicalista, comunista y finalmente izquierdista (por no mencionar la revuelta de Mayo del 68). En 1976 –con la dupla Giscard d'Estaing y Chirac– esa misma tradición emancipadora entró definitivamente en barrena. El periodo en el que ahora estamos comenzaría alrededor de esa fecha, con eso que denominamos neoliberalismo. Pero Francia ya no es presentable como lugar privilegiado de esa tradición revolucionaria. Más bien se le puede caracterizar como una colección de intelectuales identitarios. El mal viene de más lejos. Ésta es la tesis que el filósofo Alain Badiou desarrolló en una conferencia ahora célebre. El libro saliente de aquella conferencia, Notre mal vient de plus loin. Penser les tueries du 13 novembre (Fayard), bien puede servir como un mapa a la hora de pensar el caótico estado del mundo.



Seguir leyendo: Campo de relámpagos




[1] Las traducciones al castellano, Nuestro mal viene de más lejos (Capital Intelectual/ Clave Intelectual), y al inglés, Our Wound is Not So Recent: Thinking the Paris Killings of 13 November (Polity), han tenido un amplio eco desde su publicación.



4/03/2017

EDITORIAL: Hibridación


Junto con la fantasía de la colectividad, otra construcción reciente tiene en la hibridación uno de sus principales pivotes culturales. En un contexto cultural avanzado, la hibridación es sinónimo de post-disciplina. Pero hay una diferencia entre lo post- inter- y multi- disciplinar y la hibridación la cual, la mayoría de las veces adopta la forma de la mezcla y suma de disciplinas. No es que la disciplina desaparezca, sino que se ponen a interactuar al mismo tiempo y al unísono distintas disciplinas como garante de forma cultural avanzada o progresiva. La post-disciplina que permitiría que cualquiera pueda realizar lo que le venga en gana adopta la forma de poner a trabajar en un mismo proyecto común a un poeta, un músico y un escenarista con la esperanza de que la propia hibridación contribuirá en el resultado. Esta es la forma, un tanto folclórica, en la que se aparecen caricaturizadas, en ocasiones, las prácticas contemporáneas.