4/26/2010

¿POP Político?: Delorean "Subiza"






En una nueva entrega de esta sección de pop no podían faltar la banda de Zarautz que acaban de publicar su esperado último disco Subiza. Después de la gira americana y de que la prensa de este país les haya puesto por las nubes, el cuarteto se enfrenta ahora a la recepción del disco que más esperanzas, ilusiones y atención ha despertado dentro de toda la escena indie-electrónica de este país. Después del prometedor EP Ayrton Senna este nuevo disco es como una batidora gigantesca que aspira a convertirse en el machacapistas de este verano. Hasta aquí todo correcto; el directo que prometen puede resultar avasallador pero esto no esconde que la comercialización ha hecho su trabajo. Subiza empieza con uno de los hits de este verano “Stay Close”, un temazo que te pondrá enseguida las pilas con sólo una escucha. Luego viene la decente “Real Love”, y “Endless Sunset” otro buen tema que confirma por donde va el sonido Delorean: comercial y muy dirigido a la pista de baile, el resultado puede ser visto como una continuación de la evolución del grupo. Luego llega “Grow” el tema que más me gusta: un hit directo a los tops de cualquier lista de hits mundiales. Una canción que empieza como una estructura no-melódica (que parece que no tiene nada de fuste) y va in crescendo (como su título indica) de una manera lisérgica e increíble con una parte final que pone a bailar a cualquiera. “Grow” es, aún siendo la canción más comercial, el mejor tema del disco. Sólo de pensar lo que “Grow” puede desatar en una fiesta… lo dicho, ¡temazo! Y aquí se acaba lo bueno. Luego viene la ambiciosa y pretenciosa “Simple Graces” y cualquier oyente mínimamente experto cree que se trata de el último disco de Animal Collective pasándose sin miramientos al “dream pop”. El tema es bueno, sí, pero si no existieran AC. Canción cantada a coro, esas capas y esos ruiditos. ¿Panda Bear? Después de este tema el resto del disco cae irremediablemente en el “quiero y no puedo”. Es cierto que ya en la excelente “Stay Close” se escapa algún ¡uy! a lo AC, pero nada que no tenga remendio. Pero “Simple Graces” parece la continuación de la maravillosa “My Girls” y “Brothersport”. Pero entonces, ¿se parece Subiza a Merriweather Post Pavilion? Radicalmente no, y ahí está la trampa. MPP es, de largo, uno de los mejores discos de la década que acabamos de cerrar; una ensalada de sonidos inimitables y uno de los proyectos más singulares del panorama musical. Había durante meses dudado en escribir un post en este blog específico sobre Animal Collective en general y sobre MPP en particular. Pues bien, ha tenido que ser gracias a Delorean que han aparecido aquí. Subiza coge, hace suyo, gran parte del sonido más pop de AC en MMP y “Fall Be Kind” pero a expensas de sonar como ellos. “Infinite Desert” confirma esta sensación. El carácter cíclico de la música pop es prácticamente inevitable, y alguien podría decir que si el Pet Sounds de los Beach Boys o incluso los Beatles están en el sonido de AC, por qué no éstos últimos no van a estar en lo nuevo de Delorean. Bien, sin embargo siempre ha habido algo llamado “disimulo” o “hacer como que no” y aquí Delorean son incapaces de distanciarse del referente (como antes por momentos tampoco podían desembarazarse del sonido de New Order, grupo que, vuelve a aparecer aquí, una vez más, quizás más en la versión de Bernard Sumner en Electronic, con todo ese sonido de piano pululando a través los temas, sobre todo en “Comewander”). Tanto suenan a AC que “Warmer Places” es casi irritante, por no mencionar “It’s All Ours” donde incluso parecen decir “maite zaittut”.
Lo dicho, Delorean son una buena banda, que quizás carecen de un estilo propio y convicción ideológica como para entrar en esa categoría de POP Político que estoy intentando desentrañar: de momento en este blog van Pet Shop Boys, Dorian, Saint Etienne… a los que sumar Chico y Chica, Astrud o Depeche Mode. Por supuesto Animal Collective también.
¿Las letras de Delorean? Un misterio. Pero no parecen decir demasiado sino ser una capa musical más a añadir al conjunto. Resumiendo un disco notable con cuatro primeros temas buenos o muy buenos y que luego queda abortado por ellos mismos. Como disco, La ciudad subterránea de Dorian me parece muchísimo mejor, aún sonando tan edulcorado por momentos. En cualquier caso Subiza gustará a quienes deseen escuchar música electrónica a la espera de su aparición en directo y en clubs y terrazas veraniegas. 

4/18/2010

EDITORIAL (teoría y praxis)



EDITORIAL (teoría y praxis)

Recientemente me he visto obligado a explicar el modo de funcionamiento de un taller de crítica de arte previamente descrito como teórico-práctico. Es decir, aclarar el modo procedimental, el método, el cómo, pero también los horarios, las sesiones de mañana, tarde y demás.
En primer lugar, tendría que especificar qué entiendo por taller (o “workshop”). El taller, o “workshop” difiere de otros formatos (el seminario y el curso, principalmente) en el hecho de que pone la experiencia en el centro de la actividad a desarrollar. Un taller promueve la experiencia de la “experiencia del propio taller”, valga la redundancia. Un taller supone una dimensión espacio-temporal que hay que rellenar, un marco institucional donde interactuar, un grupo de personas con las que intercambiar, socializar y demás. Un taller es una situación de encuentro donde se dan cita la colectividad, pero también la singularidad y la individualidad de cada persona. Un taller, o “workshop” es una situación donde los horarios se van moldeando y donde la disponibilidad (a priori) es absoluta. Un taller no es como acudir a un curso de oyente de 6 a 8 de la tarde. Es absorber una experiencia en beneficio propio y sacar el máximo partido de un intercambio que modele la actividad futura. Un taller es un lugar donde traer cosas acumuladas, olvidadas o sin terminar poniéndolas a funcionar de cara a una producción posterior. Un taller es un lugar de producción, material y textual.
En un taller se aprovecha el tiempo y también se pierde; una franja-temporal que no excluye el ocio y el recreo.
Ahora ¿y todo esto aplicado a la crítica? ¿Cuál es el significado de algo que se pretende que sea no ya teórico, ni práctico, sino teórico-práctico? ¿Cuales son las fisuras significantes sobre las que se apoya un taller que se pretende un ejercicio de Crítica Práctica? ¿Cuál es la práctica de la crítica? ¿Cuál su teoría? Si acordamos que existe algo denominado como "teoría crítica" ¿podríamos imaginar una forma de "crítica práctica"? Obviamente existen talleres exclusivamente prácticos (imaginemos aquellos es los que la técnica es vital) y también talleres donde se recetan “teorías” (aunque esto estaría más cerca del seminario). Sin embargo, uno no puede sino imaginarse que en el fondo de la cuestión, un taller sólo puede congregar aspectos de praxis y teóricos entrelazados de manera dialéctica. Imaginar cómo podían ser los “workshops” puestos en marcha por Rodchenko y otros Constructivistas y Productivistas puede ser aquí un ejercicio de imaginación “práctica”.
Vivimos tiempos de gran contradicción en los que lo habitual es observar a estudiantes deslizarse cómodamente en los londinenses “Break & Lunch” con wifi portando el obligado ejemplar de The Politics of Aesthetics de Jacques Rancière, si es que antes no nos han dado en el cara con sorprendentes situaciones en las que la “institución”, cualquiera que ésta sea, también lee a Rancière. No es únicamente la absorción co-optada por diferentes capas de la sociedad de la teoría crítica y el pensamiento crítico sino la constatación de que detrás de esta socialización no se encuentran necesariamente modos de crítica mejoradas o enrraizadas dentro de la propia historia de la crítica.
Igualmente, nuestros días son aquellos en los que alguna gente decide cuales son y cuales no son las “prácticas críticas” y por eso mismo resulta conveniente invertir la ecuación preguntándonos por una “crítica práctica”. Igualmente, parece conveniente interrogar acerca de la aplicación real, cotidiana, en definitiva, práctica, de los postulados de la “teoría crítica”, los estudios culturales y los estudios visuales.
No se habla, demasiado, de la teoría “práctica”. En un excelente artículo en Frieze titulado “Saying & Doing” Robert Storr indaga precisamente en esta confusión dentro del arte contemporáneo entre praxis y práctica, o entre, como bien indica el título del texto, “decir” y “hacer”. Comienza su artículo con una bonita anécdota: “Speaking with a po-mo savvy young artist this week, I felt compelled to ask him what, given his approach to critical theory, was his attitude toward praxis? A puzzled look crept over his face, and, with a candour as admirable as it is rare among those who keep their verbal game up, he replied, ‘What’s that?’ Nowadays nearly everybody has traded in talk about art making or art work for discussion of ‘practice’. However, much of what ‘praxis’ has meant in Western philosophy from Aristotle to Karl Marx – at a minimum it entails engaging in some activity for an appreciable period of time that will actually test one’s ideas against the hard reality they propose to address – has been lost in a semantic shuffle. It is therefore possible now for people who have never made anything with their hands or a machine to speak authoritatively about process and product, while they or others like them confidently pronounce on politics without having experienced social upheaval or done much in the way practical organizing”.
Ahora que lo relacionado con el “inmaterial labour” tiene una gran acogida entre toda la clase creativa y teórica, no está nada mal que alguien se pregunte por la praxis y las prácticas materiales y/o manuales. ¿Qué supone entonces, en este marco, el ejercicio de una crítica práctica? No supone, necesariamente, regresar al método del que, contradictoriamente, toma su nombre, es decir, al método de análisis de Crítica Práctica inaugurada por el poeta y crítico literario I. A. Richards, y que consiste en la selección y lectura atenta de un fragmento de texto o poesía. Más bien, nuestra Crítica Práctica es un ejercicio que bucea en su propia ontología, es consciente de las relaciones económicas y su posición en la esfera de la publicidad (como uno de los significado de Öffentlichkeit) a la vez que se piensa como una ecología. Una Crítica Práctica que es política en su simple empleo y disposición. A ejercer en cualquier momento y lugar. Aquí y ahora. 

4/08/2010

Book launch: Curating and the Educational Turn

Curating and the Educational Turn 



Con este título se ha presentado un libro en el que he escrito un ensayo titulado, "Education With Innovations: Against Educational Art-projects". Este nuevo libro es, de alguna manera la continuación del auto-aclamado "bestseller" Curating Subjects editado por Paul O'Neill, ahora co-editando con Mick Wilson. Si en el primer volumen se abordaba el asunto comisarial desde perspectivas históricas y de actualidad, ahora se toca el tema de la educación y el comisariado, no la educación per se. Es importante destacar que ya en el primer volumen uno de los casos de estudio como nuevo curating fue la estructura D.A.E. (Donostiako Arte Ekinbideak) que dirigí conjuntamente con Leire Vergara, en concreto nuestro proyecto Film Ideal Siempre para Manifesta 5 en San Sebastián (2004) y que fue elaborado por la artista irlandesa Sarah Pierce. 
Ahora, como respuesta a la invitación de los editores para elaborar un texto, he recopilado una serie de ideas, algunas polémicas, acerca del reciente énfasis en la educación y la pedagogía como material para el arte y el comisariado. Algunas de estas ideas fueron desarrolladas teóricamente en diferentes charlas, especialmente una organizada por Francesc Ruiz en el centro Sant Andreu de Barcelona, aunque la base práctica hay que encontrarla en el taller We rule the school  que co-dirigí con Leire Vergara en Arteleku (2005).

Básicamente mi crítica se centra en los proyectos artísticos que recurren a la educación como tema o asunto central, a la vez que defiendo un arte realizado pedagógicamente. Esto recuerda a la famosa sentencia de Godard de hacer no películas sobre política sino a hacer cine políticamente, pero lo cierto es que la insistencia en la educación como materia central corre los riesgos típicos de la tematización. De hecho, los editores lo dejaron claro, este libro no era sobre educación en el arte, el caso Bolonia, el estado de las escuelas de arte y demás, sino sobre precisamente el giro discursivo en el cual la educación y lo pedagógico devienen ellos mismos discursos dentro del arte, en eso que también se ha denominado como "discursive turn". Aunque mi título puede conducir a error, éste está sampleado del
grito Brechtiano "A theatre with Innovations: against renovations" que se puede encontrar en textos como "The Modern Theatre is the Epic Theatre"(1930), o "A Short Organum for the Theatre" (1948) (Brecht on Theatre) etc. 
Por lo cual, la primera parte de mi texto está centrado en desbaratar algunos espejismos relacionados con este "discursive turn" relacionado con lo educacional y el comisariado. La segunda parte es más práctica y aparte de comentar la experiencia de We rule the school me centro en soluciones reales a la hora de unir práctica artística y educación, con la inestimable ayuda de Bertolt Brecht y Roland Barthes, en especial el ensayo de éste último "Au seminair". Próxima parada de la puesta en práctica de estos métodos: CRÍTICA PRÁCTICA; taller de crítica de arte y escritura sobre arte contemporáneo en el Centro Montehermoso de Vitoria a partir del 14 de mayo. 

4/04/2010

Tres escenarios (re-publicado)

TRES ESCENARIOS


Continúo aquí con la serie de re-publicación de escritos inéditos. Tres escenarios es uno de mis primeros mini-textos, escrito en 1998, servía como guía para una serie de reflexiones estéticas alrededor de nociones como el tiempo libre y el tiempo de trabajo, la sociabilidad y los nuevos modos emergentes de prácticas artísticas. Los tres textos nunca fueron escritos con la intención de que fueran autónomos sino funcionaban más bien conjuntamente con diagramas y ejercicios artísticos. Se trata de un texto de ficción, basado en tres historias potenciales, sin aparente relación entre ellas. Un "escenario" pone el énfasis en lo futurible. Por aquel periodo, la idea de escribir ficción como práctica artística estaba extendida o me era próxima. De un modo similar, poco después acuñé la idea de que "el futuro de la crítica de arte es la ficción" (the future of art criticism is fiction), algo que todavía me pregunto qué significa. En cualquier caso, la idea de "escenario" no es aquí sinónimo de ciencia-ficción, aunque ambos géneros han tenido (y tienen) una especial relevancia en mi modo de pensamiento. La idea de ficción, de escribirla, no me ha abandonado en ningún momento aunque nunca haya llegado a escribir algo sustancial. Más bien, la ficción o la narrativa me ha ayudado a entender que la teoría y la crítica son géneros narrativos de pleno derecho y que  deben leerse como tales. El ensayo es, en este aspecto, la forma más elevada de narración teórica. En cualquier caso, la década de los noventa fue importante a la hora de imaginar nuevos modos de escritura dentro del arte. Ahora, más de una década después he decidido ilustrar retrospectivamente cada uno de los tres escenarios de futuro. 1.) Una pista de baile de los 80, 2.) un banco de Liam Gillick (de 2008) y 3.) un fotograma de Kuhle Wampe or Who Owns the World? (1932) de Bertolt Brecht y Slatan Dudow, en concreto un fotograma de un momento recreacional. El mismo año que escribí esto, en 1998, Nicolas Bourriaud publicaba en francés el libro Esthétique relationnelle, aunque no fue hasta un año después que el libro acabó en mis manos. Nunca lo leía entero, sólo pasajes sueltos, y tampoco se convirtió en un libro de cabecera ni en un referente de ninguna clase. Un año antes, Bourriaud había comisariado Traffic, en el CAPC de Burdeos, y esa exposición, que sirvió como catalizador del concepto de "estética relacional" sí fue en cierta forma un referente importante. 



 Primer escenario
A menudo te sitúas en un punto intermedio de las cosas e intentas pensar en qué es lo que te ha llevado a una determinada situación. Haces hincapié en la toma de decisiones y encuentras que tu voluntad de decisión está atravesada y anulada por múltiples elecciones, sugestiones, proyecciones, frustraciones, sueños... entonces retrocedes a un pasado cercano.
Estás en un bar. La persona que te acompaña en este momento se pregunta si la conversación puede desarrollarse de tal manera que las preguntas no exijan respuestas. Hay mucho ruido y es necesario hablarse al oído o gritar un poquito. Piensas en el decorado de este bar o discoteca y en las conversaciones de toda la gente. En el techo se abre una ventana con formas geométricas rectangulares donde cada rectángulo es de un color diferente. Este lucero está iluminado desde el interior y proyecta luz de color hacia abajo, donde la gente está concentrada alrededor de las mesas. A un lado existe una plataforma a modo de pista de baile que recuerda a algo muy del estilo de los 60 y que hace “juego” con la ventana de colores del techo. El suelo de esta plataforma es una retícula geométrica translúcida con luces de colores distintos al interior de cada cuadrado, de modo que estas luces se accionan en el momento del baile cuando pisas dentro, y esto resulta muy divertido y excitante. Capas de referencias formales. Colores azul, rojo, amarillo, verde, violeta, naranja... Luz arriba, murmullo abajo, puedes observar como la luz roja penetra por las orejas del grupo de la izquierda y que en cualquier momento la plataforma interactiva se convertirá en un escenario para tus acciones. Bajo tal decorado, la información que transmiten estos elementos puede convertirse en una referencia simbólica de encuentro y socialidad.
Puedes moverte por el espacio y escuchar el murmullo de las conversaciones entremezclarse con la música. Entre toda la gente nadie ocupa una posición central y el desarrollo de las conversaciones se establece de manera paralela. Puedes imaginar que toda la gente habla de lo mismo a la vez: "el coger una revista de hace algunos años y el realizar un balance retrospectivo de mis previsiones pasadas ¿puede servir para orientar mi futuro?" Podrías imaginar otras condiciones de existencia en una alternativa visión del futuro, pero te complaces en recrear una y otra vez escenarios conocidos por ti. Como en el juego del rol, los papeles asignados quizás no sean del agrado de todos los participantes pero una vez que ha dado inicio la representación el llevarlo hasta las últimas consecuencias se convierte en un reto, aunque éste reto se encuentre desligado de cualquier atisbo de realidad.








Liam Gillick, Multiplied Discussion Structure (Bench), 2007, pulverbeschichtetes Aluminiumrohr, drei Farbversionen, 41 x 245 x 61 cm. Courtesy Edition Schellmann Furniture, München

Segundo escenario
 Has decidido ocupar una posición periférica en una discusión alrededor de una gran mesa porque crees que en nada afectará a tus intereses actuales. Piensas que lo que necesitas urgentemente es planificar  tu futuro. Te ausentas del tema de conversación y durante esta discusión intentas remontarte una vez más a un pasado cercano para recrear situaciones que te permitan esclarecer las decisiones que vas a tomar inmediatamente, ya que una vez más las previsiones que hiciste en su día no se han cumplido.
Intentas concentrarte en la descripción del escenario donde se desarrolla la discusión. Un solo objeto central: una ancha y larga mesa. Una acción: interlocutores intentando aclarar posiciones. Pero todo este escenario posee una curiosa particularidad. Toda la habitación permanece bajo  penumbra y se hace difícil reconocer incluso a la persona que está justo a tu lado. La única luz existente proviene  de debajo de la mesa. Es justo y sólo aquí donde la transparencia es absoluta. Esta mesa funciona simbólica y metafóricamente como: la mesa de los errores políticos.



















Tercer escenario
 Este es el escenario más cotidiano y lo conoces bien. Trabajas durante el día y por la noche te refugias en algún bar. Piensas en las ventajas de quedarte en casa y cambiar las cosas desde aquí, pero esta vez en lugar de proyectarte a un pasado cercano intentas pensar en la potencialidad de asumir diferentes roles al mismo tiempo. Por ejemplo: has aprendido a encontrar tu lugar en la precariedad de los nuevos sistemas laborales. Tu actividad no se define por un nivel de producción concreto, sino que son las múltiples actividades que desarrollas las que te permiten sobrevivir y a la vez proyectar una imagen de ti mismo. Tienes realmente problemas para responder a preguntas como: ¿qué haces en la vida? Piensas en por qué no te preguntan cosas como: ¿qué importancia tienen en tu trabajo aspectos como el amor o el dinero? Quizás hayas estudiado medicina o informática, o estés empleado/a en una oficina de publicidad o en un supermercado, pero entre las múltiples actividades que desarrollas está tu capacidad para comunicarte con la gente. Utilizas la conversación, el diálogo y también una buena dosis de irracionalidad. No estableces diferencias entre el llamado  tiempo de trabajo y el llamado tiempo libre.
La ocupación del tiempo libre se ha convertido en un problema. La recurrente manera de cubrir este tiempo libre con cierta tendencia al previsionismo del mañana acentúa la sensación de que nunca es tarde para recuperar  y encauzar tus ambiciones. Quizás no estés alineado en una dirección política concreta, pero esto es sobre libertades personales.