9/27/2016

Música e imagen en Dolan





Uno de los reproches que se le hacen a Xavier Dolan es su capacidad para crear fugaces momentos sublimes en sus films. Juste la fin du monde (2016), su última película, no hace sino exacerbar estas críticas. El esteticismo de Dolan está al servicio del argumento, podrían argumentar sus defensores. Hay una estética pop en este cine que no se esconde, es más, se exagera. ¿Megalómano? ¡Siempre! La energía desplegada por el joven canadiense de 27 años bien podría leerse en clave de agotamiento y sublimación. El regalo que les hace a los actores de Juste la fin du monde no es pequeño. Lo que Dolan querría ver en el espejo es la cara de un Philippe Garrel rejuvenecido y pop. La contemplación de los primeros planos sostenidos, la piel, el sudor bien podrían ser las marcas de identidad del francés. Pero el purismo deja paso a una estética que la fotografía contemporánea, incluida la comercial, ha explorado sobremanera. Ello no quita para que haya momentos de intensidad verdaderamente bellos.


Cuando la crítica acusa a Dolan de ser un realizador de videoclips no yerra demasiado en el tiro. ¡Pero qué realizador de videoclips! habría que añadir. El videoclip es, sin menosprecio, una forma auténticamente posmoderna. Que el cine beba del videoclip forma parte de su lógica. En una estética posmoderna los medios y géneros se refunden hasta hacerse indistinguibles. La escena del colchón en Juste la fin du monde ha de encuadrarse como una de las cimas del cine contemporáneo de la fusión entre imagen fílmica y música. Superbe.


9/18/2016

Burial y la emoción




La capacidad de Burial para producir emoción no ha sido del todo codificada. Ya sea el sonido étnico del sitar, el sonido vocal que simula el canto de los delfines o el ruido atmosférico de la aguja del vinilo. La multiplicación de matices, la repetición del detalle orquestado alrededor de un centro ausente, la voz filtrada por los aparatos de sampling, los gloriosos instantes de subidón que preceden a la posterior depresión, las revelaciones de lo marginal, urbano y psicótico. A cada entrega, Burial consigue transportar al oyente a paisajes contaminados, llenos de memoria. La diferencia entre emoción y afecto. Una relación a investigar en lo sucesivo. Cojamos por ejemplo su último EP, “Rival Dealer” (2013), que tanto sorprendió a los fans y polarizó la opinión de la crítica musical. Desde el tema que da comienzo al EP, “Rival Dealer” un furioso corte de Jungle con un giro inesperado hacia su final, a los dos temas más discutidos, “Hinders” y “Come Down to Us” recuerdos del synth-pop más emo con toques New Age, multiculturales y alusiones al género y a la sexualidad, esta música está realizada para un recepción futura que no ha sido del todo asimilada en el presente.


El posmodernismo de Burial, un apropiacionismo orientado hacia la creación de contenido y no la repetición de lenguas o sonidos muertos, no está asociado al historicismo. Cada matiz, cada digresión en la continuidad de los temas, nos sitúa en una forma cuya utopía se modela a cada recepción.


9/06/2016

Fabrice Hyber



Una inauguración ayer de Fabrice Hyber en una pequeña galería en Arles (Cyryle Putman-Galerie Quatre). El L'Homme de Bessines reaparece una vez más. Por lo que parece ya va por el nº 43 y tratándose de una serie ilimitada, su reproductibilidad no erosiona su cualidad de indicador temporal e icónico. ¿Acaso no fue Hyber uno de los artistas de los 90? Lo fue, posiblemente uno de los más influyentes en este lado del Océano. La desmemoria, las modas, el mercado y lo curatorial marcan nuestro sentido del presente. Su actividad frenética y la condición especulativa y psudo-científica de su arte fue determinante para la consolidación de aquello que llegó a denominarse “Estética Relacional” a partir de la exposición Traffic en el CAPC Bordeaux. Descentrado, esquizoide, escultórico-dibujístico, utilitario y prototipal, Fabrice Hyber reintrodujo las obsesiones del cuerpo con un sentido lúdico y utilitarista de los objetos. LosPOF, Prototype d’Objets en Fonctionnement, son objetos bizarros, realizados gracias a un número de instrucciones de uso y modos de empleo numerados, absurdos e irónicos.


Caminando por Arles hace unos días vi un cartelito de una inminente exposición y ayer acudimos. Una pequeña galería en un pueblo grande o ciudad pequeña. El alcalde comunista (del PCF de Melenchon) de Arles que lleva ya tres investiduras, se pasó por allí a departir y, entre vino y vino, allí estaba el artista igualmente departiendo con una audiencia local, pequeña y cultivada. Lo que el arte nos ofrece es una resistencia radical, de por vida.