Hannes Meyer, Co-op. Interieur (HKW/Spector Books, 2015) |
Este artefacto o publicación de la serie Wohnungsfrase puesto en marcha desde el
Haus der Kulturen der Welt de Berlín es todo un contenedor de energía. Las publicaciones
Wohnungsfrase pretenden explorar las
condiciones de la vivienda a través del estudio de trabajos históricos en arquitectura.
En este caso, se parte de una fotografía. En 1926, el crítico de arquitectura
berlinés Adolf Behne recibió una fotografía procedente de Basilea. Titulada Co-op. Interieur, la fotografía mostraba
un interior construido con los elementos mínimos para poder dormir y descansar.
Un camastro, una silla plegable, una mesita igualmente plegable con un
gramófono. Todo ello mínimamente dispuesto en una esquina. El remitente era el
arquitecto suizo Hannes Meyer, quien más tarde, entre 1927 a 1930, dirigiera la
Bauhaus con la consciencia de una arquitectura como herramienta social.
Co-op. Interieur remite a toda
una elaboración teórica de Meyer a mediados de los años veinte. Para Meyer, la
función y el uso de la arquitectura estaba en su capacidad colaborativa,
cooperativa. La “cooperación gobierna el mundo. La comunidad gobierna el
individuo” escribió. En su texto-manifiesto “Die Neue Welt” (1926), Meyer
realizó todo una diagnosis de la mecanización del mundo y las posibilidades
productivas de una sociedad de masas tecnologizada. Creía sinceramente que la
cooperación era la más valiosa estructura social alternativa, no fundada en la
producción de plusvalía, sino en las necesidades colectivas y los deseos de la
sociedad de masas. Su pensamiento estuvo marcado por los aspectos colectivos de
la producción y el aprendizaje. Se esforzó también por introducir la clase
obrera en el potencial liberador de esta cooperación, problematizando de paso el
papel del arquitecto en el mundo industrial. El funcionalismo fue el caballo de
batalla de este debate: la crítica a aquellos que abrazaron la modernización
tecnológica pero no las consecuencias sociales de la misma.
Bajo estas premisas, Hannes Mayer utilizó
el teatro, la fotografía y los modelos de arquitectura como herramientas para
describir sus ideas del co-op. En una línea muy similar al teatro épico de
Brecht y su V-Effekt, y el montaje de
Piscator, el Co-op. Theatre sirvió
para mostrar situaciones cotidianas de cooperación y su contrario, el
individualismo. La fotografía co-op
fue una variante de los experimentos con objetos puestos en marcha por
Moholy-Nagy y otros pioneros, mientras que la “Vitrina” co-op mostraba el
aspecto de una ciudad gobernada por el principio de la co-operación.
La publicación que aquí nos ocupa, sin
embargo, está dedicada en exclusiva a un interior. El debate sobre la vivienda
mínima fue ampliamente desarrollado en las reuniones del CIRPAC (Comité
International pour la Realisation de Problèmes de l’Architecture Contemporaine)
y el II CIAM Congrès International d’Architecture Moderne, en Fráncfort, en
1929. Sin embargo, el interior de Meyer no es una vivienda, más bien es una
célula que tiene una función específica: no solo el descanso y el sueño, sino
la producción desde un estado de retirada. En el libro, un objeto
minuciosamente cuidado y diseñado, se aborda este interior desde una gran
variedad de perspectivas. La entrevista a Raquel Franklin nos introduce en la
coyuntura histórica de la elaboración de este interior, y con ello, de la
“fabricación” de una fotografía de la cual hay dos versiones, una cuadrada y
otra rectangular. El interior fue diseñado para ilustrar ciertos principios
teóricos: la clase obrera, la movilidad, la radio y toda una nueva dimensión de
la percepción, el sonido, la acústica, etc.
El texto de Pier Vittorio Aureli
introduce la cuestión de la propiedad y el consumo, indagando en la dialéctica
de lo público y lo privado en nuestra sociedad. Aureli identifica este interior
como un espacio a ser usado, liberado de la angustia que la carga de la
propiedad genera en la sociedad actual. Las referencias al actus utendi de los Franciscanos nos resitúa en esa condición de la
vida despojada (bare life) que ha
sido explorada por filósofos como Agamben. Aureli, un teórico a tener muy en
cuenta y que ya ha sido mencionado en este blog, es también autor del recién
publicado Menos es suficiente (GGili,
2016), en donde aborda críticamente el “menos es más” miesiano y el ascetismo
monacal completamente estetizado que caracteriza no pocas de las formas
tardocapitalistas. Por último, Aristide Antonas, aborda el tema de la retirada
(retreat) como algo prototípicamente
de la modernidad, poniendo a trabajar este concepto de retirada en un contexto de
post-redes sociales donde las esferas de la privado y de lo público se
colapsan.
El conjunto de estos tres textos en la
interpretación y decodificación de una idea, una imagen y un espíritu (de la
modernidad) nos coloca en una concepción de la historia no como passé, sino sujeta a un infinito trabajo
de reinterpretación que alumbra no pocas consideraciones sobre nuestra realidad
más inmediata.